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¿Qué es Viaje a la Memoria de la Tierra?
Viaje a la
Memoria de la Tierra es un proyecto cultural que llevará por
primera vez al público de la provincia de Tungurahua su memoria
audiovisual y fotográfica sobre el terremoto de 1949. Este conjunto de imágenes
es el resultado de un proceso de investigación que fusionó la mirada de la
realización audiovisual y la investigación histórica con el objetivo de
mantener viva la memoria de los tungurahuenses -especialmente de las nuevas
generaciones- sobre la historia sísmica y, dentro de esta, sobre los hechos que
con el terremoto de 1949 transformaron la vida de sus familias.
Este proyecto ha logrado recopilar las imágenes históricas y contemporáneas
existentes sobre el terremoto por medio de una larga investigación en archivos
nacionales y extranjeros, públicos y privados, los cuales durante 64 años
acogieron los documentos que a partir del 25 de octubre se abrirán al público.
La importancia de esta memoria, además de compilar las imágenes del terremoto,
trasciende a la alimentación del inventario del patrimonio fílmico ecuatoriano
y provincial, en un tiempo en el que las imágenes son una nueva fuente de
conocimiento de la historia y, por lo tanto, nos permiten otras maneras de
interrogar al pasado sobre nuestro presente.
Mediante la socialización de este conjunto de imágenes, estee proyecto quiere
propiciar una serie de reflexiones en la población tungurahuense sobre la
vulnerabilidad ante los sismos en el presente, puesto que en la historia
ecuatoriana, Tungurahua es una de las provincias más afectadas por los
terremotos. Desde que se tienen registros históricos, la provincia ha sido
golpeada por al menos cuatro grandes sismos iguales o mayores a 8 grados: el
del 20 de junio de 1698, que destruyó por completo la ciudad de Ambato y la
obligó a cambiar su lugar de asiento original, el del 4 de febrero de 1797, que
causó enormes daños en Chimborazo y Tungurahua, el sismo del 4 de octubre
de 1840 que derrumbó algunos edificios en Ambato, pero causó daños más
profundos en Pelileo, y el terremoto del 5 de agosto de 1949, de 6.8 grados en
la escala de Richter que también causó daños en las provincias de
Chimborazo,Cotopaxi, pero que en Tungurahua generó la desaparición del poblado
de Chacauco, la destrucción de Pelileo y una afectación considerable en otras
comunidades y ciudades ubicadas en el corazón de la provincia.
¿Por qué una muestra audiovisual de un suceso ocurrido hace 63 años?
En
la historia ecuatoriana, Tungurahua es una de las provincias más afectadas por
los terremotos. Desde que se tienen registros históricos, la provincia ha sido
golpeada por al menos cuatro grandes sismos iguales o mayores a 8 grados: el
del 20 de junio de 1698, que destruyó por completo la ciudad de Ambato y la
obligó a cambiar su asiento original a su ubicación actual; el del 4 de febrero
de 1797, que causó enormes daños en Chimborazo y Tungurahua; el sismo del 4 de
octubre de 1840 que derrumbó algunos edificios en Ambato pero causó daños más
profundos en Pelileo; y terremoto del 5 de agosto de 1949, de 6,8 grados
en la Escala de Richter.
La
afectación que tuvo la provincia con el último terremoto es considerada, entre
las catástrofes relacionadas con un fenómeno natural, como el desastre más
grande ocurrido en Ecuador durante el siglo XX. Las cifras hablan por sí solas:
6 mil muertos en 53 poblaciones afectadas, la gran mayoría de ellas
tungurahuenses; una población, Pelileo,
totalmente destruida; 20 mil heridos; 128 mil personas sin vivienda; 407
km de carreteras inutilizables; 179 escuelas destruidas y un número nunca
establecido de casas, hospitales, iglesias y edificios públicos en escombros. En una época en que el presupuesto anual del
Estado ecuatoriano no llegaba a los 400 millones de sucres, Alva
Myrdal, directora del Departamento de Asuntos Sociales de las Naciones Unidas, calculó
que se necesitarían mil millones de sucres para la reconstrucción. Este cálculo, sin embargo, no tuvo en cuenta el
gran número de empleos perdidos a causa de la disminución en el comercio, eje
de la economía tungurahuense, y mucho menos las secuelas emocionales que
debieron llevar a cuestas los sobrevivientes ni la pérdida del patrimonio
cultural de la provincia.
A
pesar de ello, la Tungurahua de hoy no está preparada para los nuevos
terremotos, que sin lugar a duda se producirán en el futuro, puesto que el Nudo
Sísmico de Pisayambo y varios sistemas de fallas geológicas cercanas a su
territorio tienen el potencial para generar sismos iguales o mayores que el de
1949. La construcción de viviendas, un factor importantísimo de seguridad
frente a un terremoto, no se hace de manera técnica ni se aplican los códigos
de la construcción existentes.
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